sábado, 15 de noviembre de 2008
Crónica de una Muerte Rosarista Anunciada

En el mes de mayo de este nefasto año de 2008, el Señor Rector de la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, anunció a aproximadamente 100 trabajadores de Arrayanes: “El Colegio de primaria y Bachillerato se cierra, pues ha dejado de ser un proyecto atractivo para la Universidad.”
A partir de ese momento, la vida de este Colegio ya no fue igual. Los padres de familia, los estudiantes y los trabajadores en general, se negaban a aceptar esta dura realidad, así que iniciaron varias acciones. Los padres se reunieron con el Señor Rector Dr. Hans Peter Knudsen y éste les dio un mes de plazo para presentar propuestas que fueran viables, sin embargo todo hacía parte de un plan ya trazado y ninguna propuesta prosperó, pues fueron tildadas de ilegales e improcedentes. Finalmente, aquel cedió a la Consiliatura la decisión final, quien ratificó la anunciada en mayo.
Los ex alumnos asociados en ABRO, los funcionarios, docentes y el sindicato se han manifestaron en contra de estas medidas, pero sus palabras no han encontrado eco en las directivas. Por el contrario, se acerca el fin de año y se empieza a develar el plan para desmontar el Colegio de primaria y Bachillerato, pues ninguna propuesta fue tenida en cuenta por las Directivas. Incluso fue rechazada la sugerencia de los padres de familia, quienes ofrecieron cubrir el supuesto déficit de cuatro mil millones de pesos, lo cual demuestra que el motivo económico anunciado por las directivas no era cierto.
Pero tal vez el elemento más infame de este plan, ha sido el descrédito y debilitamiento del Sindicato por parte de los directivos del Rosario quienes vieron en el cierre del colegio no sólo la oportunidad de despedir a los trabajadores, algunos con antigüedad superior a treinta años, sino también de desmontar el Sindicato, pues al despedir a los afiliados, se reduce el número que según la ley necesita para seguir existiendo como entidad con personería jurídica.
… un interés constante de las directivas por mercantilizar la educación y ver en la Institución una simple empresa en vez de un centro de conocimiento y saberes
Como consecuencia de dicha estrategia, las directivas representadas por la comisión que ha visitado a Arrayanes, sutilmente ha ofrecido las reubicaciones a algunos trabajadores pero haciendo énfasis en la necesidad de desafiliarse del Sindicato, lo cual es comprensiblemente acatado por los trabajadores, quienes ante la inminente pérdida de su empleo, renuncian. Ya han sido dos compañeros víctimas de tal bellaquería y hay en turno dos o tres más.
A lo anterior se suma la creación de un plan de retiro ”voluntario”, que no es otra cosa que una propuesta de “suicidio laboral” , a través del cual y abusando de la necesidad económica de los trabajadores se les ha ofrecido una bonificación si se acogen a dicho plan, el cual desconoce por completo los derechos constitucionales, convencionales y legales, para dar por terminado el contrato de trabajo y no respetar regímenes laborales de excepción como el de la ley 2351 de 1965, y el debido proceso para despidos colectivos, terminación unilateral del contrato de trabajo y el levantamiento del fuero sindical de los trabajadores -entre otros- .
Así las cosas, no se puede menos que afirmar con gran tristeza que en la cuna de las leyes éstas se violan flagrantemente , que en la cuna del humanismo cristiano se deshumaniza al ser humano y se irrespeta su dignidad, que en uno de los mejores centros de altos estudios administrativos y financieros del país, se deja morir a una dependencia Rosarista como el Colegio de primaria y Bachillerato que ha sido semillero de futuros universitarios, sólo por un interés constante de las directivas por mercantilizar la educación y ver en la Institución una simple empresa en vez de un centro de conocimiento y saberes.
Sindicato de Trabajadores del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario “SINTRACOR”.
¿ES POSIBLE UNA TERCERA LENGUA?

La siguiente experiencia, no es un hecho aislado, es una situación frecuente dentro de la Universidad del Rosario. Cuando entré a la Institución y encontré toda la oferta de idiomas, me sentí motivado y pensé en enriquecer mis conocimientos y hoja de vida por medio del aprendizaje de una tercera lengua, lo cual permite una formación integral y complementaria. Me pareció muy interesante que ofrecieran más de siete idiomas y además que existieran convenios con los institutos más reconocidos en el medio.
Sin más consideraciones, cuando se dio la oportunidad empecé a estudiar una tercera lengua. En el primer nivel todo marchó a la perfección, el docente, las actividades, el material de trabajo. No obstante, cuando ingresé al segundo nivel se hizo evidente una problemática que ya había sido advertida por otros compañeros; haciendo la operación matemática con los créditos de electivas y la flexibilidad ofrecida por el pensum (ya que el idioma se ofrece como una electiva más, y no como una materia complementaria) se demuestra que no son suficientes para terminar los niveles requeridos para el conocimiento de dicho idioma. Lo anterior tiene una excepción, el francés, que siendo un requisito obligatorio para otras facultades, las condiciones se prestan para culminar con éxito sus módulos.
La conclusión de lo anterior y de conversaciones que he tenido con algunos docentes, es que el estudiante en la Universidad puede ver dos o tres niveles, a lo sumo, del respectivo idioma, pero nunca llegaría a completar el estudio de esa lengua. Si desea continuar con el mismo tendrá que hacerlo por fuera de la Universidad, generando mayores costos y dificultades para el alumno. Adicionalmente, el estudio de otro idioma en el Claustro, como sucede con gran parte de la educación en este país, se ha convertido en un buen negocio para los diferentes institutos con los que hay convenio ya que los estudiantes se ven obligados a contratar sus servicios y así evitar que se pierdan los dos o tres niveles del idioma cursados dentro de las instalaciones del Rosario. Estos niveles ofrecidos en la Universidad no son más que un “gancho” para que los estudiantes tengan una pequeña dosis del idioma y se dirijan a contratar los servicios de aquellas instituciones. Es hora que la Universidad deje de tratar la enseñanza, como un simple negocio y lo entienda como un derecho de la población colombiana.
Es hora que la Universidad deje de tratar la enseñanza, como un simple negocio y lo entienda como un derecho de la población colombiana
Nos encontramos con otra dificultad debido a la inexistencia en la Universidad de un verdadero Centro de Idiomas, que garantice la formación integral de los estudiantes, existente en todas las instituciones de importancia en el país y faltante en nuestro Claustro a pesar de su categoría y excelencia. Por medio de la creación de este centro, se pueden atacar los problemas mencionados con antelación, destinando créditos exclusivos para idiomas, permitiendo que se ofrezcan todos los niveles y por ende que un mayor número de estudiantes finalicen su carrera con tres idiomas. Si bien es cierto ya se han iniciado las gestiones para su creación, el argumento esgrimido por las directivas según el cual este centró está sujeto al traspaso a la sede complementaria nos demuestra su lejanía (todos sabemos que la nueva sede no está cerca). ¿Hasta cuando debemos esperar?
José Alejandro Morales
LOS PROFESORES TAMBIÉN HICIERON HUELGA Y NO AVISARON A SUS ALUMNOS

No se sabe cuánto va a durar esta situación pero los estudiantes esperan que la facultad de jurisprudencia tome, cuanto antes, medidas al respecto. Este paro injusto, que vulnera varios derechos estudiantiles, ha sido protagonizado por numerosos profesores a lo largo de mi recorrido estudiantil en la universidad y este semestre ha sucedido, particularmente, con el Doctor Francisco Sintura en la cátedra de Procesal Penal y el Doctor Alberto Yepes Barreiro en la Cátedra de Administrativo General.
Estos profesores, se adelantaron incluso al paro de ASONAL, al de Corteros, de la Registraduría y tantos otros gremios inconformes con su situación laboral, acumulando varias semanas de inasistencia a su clase. Los alumnos, juiciosos y esperanzados de tener sus clases con normalidad, las cuales son cualitativamente irreprochables, permanecen sentados en sus pupitres para constatar que ningún docente aparece en cumplimiento de su deber educativo.
Lo grave de esta situación, aunque a la fecha la inasistencia ha cesado en mi caso particular, se estructura en tres considerables pérdidas que le genera al estudiante la ausencia injustificada y sin previo aviso de los profesores. Y lamento que este artículo se enfoque en las inasistencias del Sr. Sintura y el Sr. Yepes, por que sé que este podría ser dirigido a tantos otros docentes que no se toman con seriedad su trabajo.
Estos profesores, se adelantaron incluso al paro de ASONAL, al de Corteros, de la Registraduría acumulando varias semanas de inasistencia a su clase.
El primer problema, es de índole ético. El respeto del tiempo de los demás, tema que en Colombia es muy vulnerado, pero que tenemos que defender a capa y espada. El profesor da un pésimo ejemplo a sus estudiantes, e irrespeta su educación y su tiempo.
El segundo problema que causa la inasistencia sistemática del profesor, es un problema monetario ya que cada crédito tiene un costo correspondiente a determinadas horas de clase. Al no asistir el profesor, el alumno está pagando por clases que no ve, enriqueciendo a la universidad y al profesor sin justa causa. Pero este no puede ser el argumento de más peso, por que lo que realmente importa en la Universidad es aprender.
Así que el tercer problema, que me parece gravísimo, es el del hueco de conocimiento que provoca la inasistencia de un profesor. Nuevamente, sin ninguna consideración frente a los estudiantes, la nueva generación de juristas de este país. Al no haber clase, se dejan de ver los temas, que según el pensum elaborado con minucia por la facultad, estaban determinados. Se crea así un hueco en el conocimiento del estudiante, que no sólo repercute en sus resultados de preparatorios y ECAES, sino también en su carrera profesional.
Esta situación conlleva a que el estudiante se instruya únicamente mediante la práctica, fenómeno que perjudica la calidad académica y que no puede ser aceptado por la Universidad. Terminan graduándose personas que no están preparadas y que tienen que improvisar en el desarrollo de sus actividades. ¿Qué más lamentable que darle el título de profesional a un estudiante mal formado, promoviendo así la mediocridad en el ejercicio de su profesión?
Nerón Navarrete
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