
No se sabe cuánto va a durar esta situación pero los estudiantes esperan que la facultad de jurisprudencia tome, cuanto antes, medidas al respecto. Este paro injusto, que vulnera varios derechos estudiantiles, ha sido protagonizado por numerosos profesores a lo largo de mi recorrido estudiantil en la universidad y este semestre ha sucedido, particularmente, con el Doctor Francisco Sintura en la cátedra de Procesal Penal y el Doctor Alberto Yepes Barreiro en la Cátedra de Administrativo General.
Estos profesores, se adelantaron incluso al paro de ASONAL, al de Corteros, de la Registraduría y tantos otros gremios inconformes con su situación laboral, acumulando varias semanas de inasistencia a su clase. Los alumnos, juiciosos y esperanzados de tener sus clases con normalidad, las cuales son cualitativamente irreprochables, permanecen sentados en sus pupitres para constatar que ningún docente aparece en cumplimiento de su deber educativo.
Lo grave de esta situación, aunque a la fecha la inasistencia ha cesado en mi caso particular, se estructura en tres considerables pérdidas que le genera al estudiante la ausencia injustificada y sin previo aviso de los profesores. Y lamento que este artículo se enfoque en las inasistencias del Sr. Sintura y el Sr. Yepes, por que sé que este podría ser dirigido a tantos otros docentes que no se toman con seriedad su trabajo.
Estos profesores, se adelantaron incluso al paro de ASONAL, al de Corteros, de la Registraduría acumulando varias semanas de inasistencia a su clase.
El primer problema, es de índole ético. El respeto del tiempo de los demás, tema que en Colombia es muy vulnerado, pero que tenemos que defender a capa y espada. El profesor da un pésimo ejemplo a sus estudiantes, e irrespeta su educación y su tiempo.
El segundo problema que causa la inasistencia sistemática del profesor, es un problema monetario ya que cada crédito tiene un costo correspondiente a determinadas horas de clase. Al no asistir el profesor, el alumno está pagando por clases que no ve, enriqueciendo a la universidad y al profesor sin justa causa. Pero este no puede ser el argumento de más peso, por que lo que realmente importa en la Universidad es aprender.
Así que el tercer problema, que me parece gravísimo, es el del hueco de conocimiento que provoca la inasistencia de un profesor. Nuevamente, sin ninguna consideración frente a los estudiantes, la nueva generación de juristas de este país. Al no haber clase, se dejan de ver los temas, que según el pensum elaborado con minucia por la facultad, estaban determinados. Se crea así un hueco en el conocimiento del estudiante, que no sólo repercute en sus resultados de preparatorios y ECAES, sino también en su carrera profesional.
Esta situación conlleva a que el estudiante se instruya únicamente mediante la práctica, fenómeno que perjudica la calidad académica y que no puede ser aceptado por la Universidad. Terminan graduándose personas que no están preparadas y que tienen que improvisar en el desarrollo de sus actividades. ¿Qué más lamentable que darle el título de profesional a un estudiante mal formado, promoviendo así la mediocridad en el ejercicio de su profesión?
Nerón Navarrete
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