sábado, 15 de noviembre de 2008

¿ES POSIBLE UNA TERCERA LENGUA?


La siguiente experiencia, no es un hecho aislado, es una situación frecuente dentro de la Universidad del Rosario. Cuando entré a la Institución y encontré toda la oferta de idiomas, me sentí motivado y pensé en enriquecer mis conocimientos y hoja de vida por medio del aprendizaje de una tercera lengua, lo cual permite una formación integral y complementaria. Me pareció muy interesante que ofrecieran más de siete idiomas y además que existieran convenios con los institutos más reconocidos en el medio.

Sin más consideraciones, cuando se dio la oportunidad empecé a estudiar una tercera lengua. En el primer nivel todo marchó a la perfección, el docente, las actividades, el material de trabajo. No obstante, cuando ingresé al segundo nivel se hizo evidente una problemática que ya había sido advertida por otros compañeros; haciendo la operación matemática con los créditos de electivas y la flexibilidad ofrecida por el pensum (ya que el idioma se ofrece como una electiva más, y no como una materia complementaria) se demuestra que no son suficientes para terminar los niveles requeridos para el conocimiento de dicho idioma. Lo anterior tiene una excepción, el francés, que siendo un requisito obligatorio para otras facultades, las condiciones se prestan para culminar con éxito sus módulos.

La conclusión de lo anterior y de conversaciones que he tenido con algunos docentes, es que el estudiante en la Universidad puede ver dos o tres niveles, a lo sumo, del respectivo idioma, pero nunca llegaría a completar el estudio de esa lengua. Si desea continuar con el mismo tendrá que hacerlo por fuera de la Universidad, generando mayores costos y dificultades para el alumno. Adicionalmente, el estudio de otro idioma en el Claustro, como sucede con gran parte de la educación en este país, se ha convertido en un buen negocio para los diferentes institutos con los que hay convenio ya que los estudiantes se ven obligados a contratar sus servicios y así evitar que se pierdan los dos o tres niveles del idioma cursados dentro de las instalaciones del Rosario. Estos niveles ofrecidos en la Universidad no son más que un “gancho” para que los estudiantes tengan una pequeña dosis del idioma y se dirijan a contratar los servicios de aquellas instituciones. Es hora que la Universidad deje de tratar la enseñanza, como un simple negocio y lo entienda como un derecho de la población colombiana.


Es hora que la Universidad deje de tratar la enseñanza, como un simple negocio y lo entienda como un derecho de la población colombiana


Nos encontramos con otra dificultad debido a la inexistencia en la Universidad de un verdadero Centro de Idiomas, que garantice la formación integral de los estudiantes, existente en todas las instituciones de importancia en el país y faltante en nuestro Claustro a pesar de su categoría y excelencia. Por medio de la creación de este centro, se pueden atacar los problemas mencionados con antelación, destinando créditos exclusivos para idiomas, permitiendo que se ofrezcan todos los niveles y por ende que un mayor número de estudiantes finalicen su carrera con tres idiomas. Si bien es cierto ya se han iniciado las gestiones para su creación, el argumento esgrimido por las directivas según el cual este centró está sujeto al traspaso a la sede complementaria nos demuestra su lejanía (todos sabemos que la nueva sede no está cerca). ¿Hasta cuando debemos esperar?

José Alejandro Morales

No hay comentarios:

Publicar un comentario