viernes, 15 de agosto de 2008

Reforma a monitoría… ¿Hacia dónde vamos?

Son varios los cambios que intenta hacer la facultad de jurisprudencia sin planeación alguna, sin verificación de las circunstancias ni consulta a los afectados. Estas decisiones, que en otros términos podríamos denominar, por lo menos, de apresuradas, terminan generando dificultades para los estudiantes y docentes. Este método para tomar decisiones e impulsar cambios es patente, sólo por mencionar algunos casos, en las modificaciones curriculares; en las reformas a la planta de docentes y en la oferta académica. Pero en este caso quiero recordar y pronunciarme sobre el fracaso total del intento de reforma al sistema de monitorías impulsado el año pasado y que terminó en una pila de hojas de vida e información almacenada en alguna parte de la facultad.

Para mediados de octubre de 2007, la facultad anunció una restructuración total al sistema de monitores académicos. Se avizoraban nuevos métodos para elegir al monitor, mayores exigencias para garantizar las calidades del mismo, cursos y estudios para incentivar la carrera académica del estudiante interesado e incluso, una mejor remuneración de esta institución. Con mucha expectativa, los diferentes estudiantes que pretendían iniciar desde sus estudios la carrera académica, presentamos hoja de vida, sábana de notas y un corto ensayo sobre nuestra intención dentro de la referida institución. Luego de este proceso, seríamos sometidos a entrevistas, análisis y ponderaciones para terminar con la elección de los monitores académicos. Un verdadero ejercicio de meritocracia. No obstante, casi un año después todavía estamos esperando la citación a dichas entrevistas.

La reforma fue toda una decepción a pesar de que se trazaron unos criterios objetivos y se diseñó un procedimiento. Quienes estuvimos atentos del proceso, pudimos entender los errores que se cometían al interior de esta reforma. La facultad nunca se tomó la molestia de indagar, preguntar o siquiera informar a los docentes sobre el cambio en el sistema, lo cual, condujo a que pocos profesores se presentaran para que les fuera asignado un monitor. Pero además, los estudiantes interesados en la monitoría serían asignados, si eran elegidos para la materia que querían, a cualquier profesor de la misma. Olvida la facultad que la monitoría no sólo se trata de una relación entre el maestro y un estudiante sobresaliente que desea iniciar su carrera docente. Se trata de una relación entre personas que se conocen y que confían mutuamente en los conocimientos y aportes que uno y otro puedan ofrecer. La gran mayoría de profesores no aceptan la simple asignación de un estudiante por la sábana de notas, y por el contrario, aspiran a tener a su lado un personaje que conozcan y en quien confían. La inoportuna propuesta hecha desde la facultad para elegir discrecionalmente el monitor de cada docente, generó rechazo entre los maestros quienes sólo pensaban la manera de designar de nuevo al monitor en que ellos confiaban, es decir no reconoció la reforma la existencia de una practica reiterada que ha hecho recorrido hasta convertirse en costumbre vinculante.

Los resultados son conocidos por todos. La tan exaltada reforma fue un fracaso total, los cambios y mejoras no se realizaron y para el segundo semestre de 2008, continuamos con un régimen desgastado y sin perspectivas, pues la práctica de dejar al libre albedrío del profesor la selección de los monitores, no garantiza la idoneidad moral y académica de los mismos.

Seguramente, todos entendemos la importancia del monitor académico. Es una institución fundamental para el proceso enseñanza aprendizaje; incentiva a los estudiantes que desean iniciar una carrera docente desde la misma universidad. Sin embargo, como parece sucedió cuando se intentó la misma reforma al momento de establecer al sistema de créditos por allá en 1998, la facultad se desgastó a si misma y permitió lo propio con estudiantes y profesores. Lo más significativo de este fracaso, es que otros procedimientos o reformas parecen estar afectadas por el mismo ambiente. Entonces, ¿Hacia dónde vamos?

David R. Rodríguez Navarro

No hay comentarios:

Publicar un comentario