lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Y la Calidad Académica?

Un Negocio Llamado Universidad

La universidad es un espacio de saber, conocimiento y de formación integral para la juventud de un país. Lo que no se dice en las hermosas introducciones de los programas a los que nos invitan a matricularnos son los descomunales gastos que se suman a la matrícula que ya es bastante costosa. Ahora bien, creo que es menester mencionar que estamos en la segunda universidad más cara del país (nos supera los Andes en donde la opción de segundo programa es gratis). A pesar de los costos, nuestra universidad ocupa un honroso puesto No.20 en el ranking nacional (aunque esto es tema de un próximo artículo). El próximo año, como estudiante de jurisprudencia, pagaré $6.455.000 (aunque los de primer semestre pagarán $7.142.000 y medicina llegará a pagar $10.961.000), siendo esto sólo el inicio de una factura que sólo muy pocos podremos costear. Empecemos por informar que las posibilidades que la universidad ofrece en restaurantes, reflejan su desinterés en nuestra correcta alimentación, porque COMO TODO ES UN NEGOCIO ya todo es de los señores privados que juegan a quién le sube más el precio a los productos y obviamente quién ganará más dentro del negocio llamado universidad (y están en todo su derecho, dicen las directivas).

Lo que no se dice en las hermosas introducciones de los programas que nos invitan a matricularnos son los descomunales gastos que se suman a la matrícula que ya es bastante costosa.



Otro bastión de oportunidades para acrecentar sus recursos está en el certificar que cancelamos ésta costosa matricula, pues cobran $11.000 y si lo que buscas es un duplicado igual pagas $11.000, mismo precio de un duplicado del recibo de matrícula. Recordemos que los dueños del negocio habían decidido cobrar $17.000 por la revisión de los exámenes (clara muestra que los errores de los profesores los paga el estudiante), pero la presión de los estudiantes permitió que se echara para atrás esta decisión. Los demás certificados generan aún más ingresos para esta institución: Certificado de contenidos por asignatura $11.000, contenido de semestre $24.000, contenido de programa $88.000 (aun cuando aparecen en la página institucional, pero ellos añaden la firma). Los derechos para obtener un título cuestan $480.000, los derechos para cumplir los requisitos de grado $600.000 y las actas de mi grado se elevan a $22.000. Si por algún motivo no puedo asistir a un examen parcial por una causa justificada, debo cancelar $50.000, costo de un supletorio. Si por algún motivo debo reponer el carnet, me cuesta $35.000. Si deseas registrar una materia fuera del término, te cuesta $30.000, una validación asciende a $170.000 y si necesitas algún duplicado de tu diploma te cuesta $70.000. El examen del PET, que tanto atormenta a los estudiantes Rosaristas, ha sido fijado en $240.000. Adiciona la Universidad que si deseas ver una materia intersemestral, deben inscribirse por lo menos 10 personas, o sino los inscritos deberán pagar el faltante, argumento que demuestra un interés por la ganancia mínima requerida y no por la calidad de la materia. Continuar relatando lo que vivimos es triste, pero además vergonzante, ya que el gran esfuerzo de nuestros padres caerá en este negocio llamado universidad e incrementará los ingresos institucionales.

Terminemos diciendo que el bienestar universitario parece un concepto olvidado en la institución, o ¿que cobren por jugar parques ($600 p/hora), ping pong ($1000 p/hora), billar ($1700 p/hora), o un juego de rana ($1100 p/hora) no es una muestra de la facilidad de ver el símbolo pesos en todos lados? Hagamos cuentas para saber cuál es el costo real de estudiar en una Universidad que no figura en las mejores 100 del ranking latinoamericano. Ojala no nos cobren el usar las escaleras de emergencia para subir en Casur, o la entrada a los baños. En fin esperaré a ver qué pasa mañana o ¿también tendremos que pagarles a los profesores por preguntar? Eso podría ser OTRO NEGOCIO ¿NO?

José Luis Rodríguez

Los Avatares de las Elecciones

Después de las elecciones de los consejos estudiantiles, es necesario plantear algunas reflexiones. En primer lugar, es notoria la poca participación de los estudiantes en la conformación de las listas, lo que se refleja en que en varias facultades se presentó una sola lista para el consejo, incluyendo a ciencia política, facultad en la cual, paradójicamente, se estudia temas afines.

Ahora bien, estas situaciones tienen varias causas, de las cuales podemos destacar el poco poder que tienen los consejos, lo que desalienta a muchos estudiantes a participar. Pero también el papel que han cumplido algunos consejos lleva a pensar a muchos estudiantes que ese organismo es inservible. Un consejo autónomo, independiente y al servicio de los estudiantes puede lograr muchas cosas a favor de sus intereses, todo depende de que recuerden cual es su papel y lo hagan respetar.

Debemos mencionar como otra causa de la baja participación las incomprensibles exigencias para ser candidato. Es una limitante a la democracia universitaria que se exija no haber perdido materias el semestre anterior y no tener procesos disciplinarios. Ya es hora que el Consejo Superior y los Consejos de facultad entiendan que una cosa es la capacidad de liderazgo y representatividad que pueda tener un estudiante entre sus compañeros y otra sus calidades académicas o disciplinarias.
En estas elecciones se presentaron también algunas situaciones que limitaron el derecho al voto de los estudiantes. En las de Rehabilitación, por ejemplo, el voto ni siquiera fue secreto. Se debía indicar, a quienes manejaban el computador, por cuál de las candidatas se quería votar. Adicionalmente en estas mismas elecciones varias estudiantes ni siquiera pudieron votar porque no tenían el carnet o porque el sistema emitía error cuando pasaban dicho documento. La cédula es el documento de identidad por excelencia y por tanto esta también debe servir para participar. El caso de la nueva sede también es preocupante, ya que por problemas de logística, allí ni siquiera pudieron votar, mientras medicina empezaba su jornada casi a las 11 de la mañana.

A lo anterior se debe añadir las indebidas intervenciones de las directivas en la democracia universitaria. Como es sabido, las directivas fusionaron las facultades de Rehabilitación y Medicina, e intentaron hacer lo mismo con los Consejos Estudiantiles. Que sea el momento para recordarles que estas instituciones son organismos autónomos e independientes, y en tanto las directivas no pueden intervenir y disponer de ellos como les parezca. Es destacable la posición asumida por el Consejo Superior Estudiantil, el cual rechazó dicha intromisión y ratificó el carácter autónomo de estos organismos. Ojala la saliente presidenta de rehabilitación hubiese asumido esa posición y así habría sido innecesario que las propias estudiantes tuviesen que acudir al Consejo Superior para resolver esta situación.

…los consejos estudiantiles deben buscar soluciones acordes a los intereses del estudiantado, esto es, calidad académica y bienestar universitario a costos justos y proporcionales


Este tipo de intervenciones indebidas también se presentaron en Jurisprudencia donde la Dra. Rocío Peña, en plena clase con estudiantes de primer semestre, criticó al consejo estudiantil actual y alabó al anterior, constituyéndose esto en una clara intervención en la política estudiantil. Es necesario recordar a los profesores que no deben intervenir en la política estudiantil o influenciar en la votación de sus estudiantes.

Los anteriores planteamientos, cortos debido al espacio, se hacen con el fin de corregir los problemas en futuras elecciones y para recordar el papel de los Consejos Estudiantiles como organismos de representación autónomos e independientes en su elección y formación. Son ellos los llamados a velar por los intereses y problemáticas de los estudiantes, pero nunca darles la espalda como sucedió con la problemática de inglés y un actual aspirante al Consejo Superior cuya solución fue que “estudien por internet”. Insistimos en que los Consejos Estudiantiles son espacios democráticos que permiten a los Rosaristas enterarse de las graves problemáticas de la Universidad y buscar soluciones acordes a los intereses del estudiantado, esto es, calidad académica y bienestar universitario a costos justos y proporcionales.

Lina Salazar
Juan Pablo Puentes

FRENTE AL INGLÉS, SIMPLE DESINTERÉS

Hace cuatro años se expuso por primera vez a las directivas de esta Universidad el problema que se generaría entre los estudiantes el exigir el cumplimiento del segundo idioma a mitad de carrera bajo el supuesto de que esa era una responsabilidad exclusiva de los alumnos. El resultado luego de 8 semestres es catastrófico: decenas de estudiantes retirados por el requisito, más de treinta acciones de tutela presentadas ante la Universidad (algunas de ellas falladas contra la institución) e incluso una ponencia en la Corte Constitucional frente a esta problemática. Desde esa época los estudiantes hemos solicitado y planteado muchas soluciones. Se han presentado firmas respaldando varias soluciones, se han realizado reuniones de representantes y directivas, se han hecho protestas simbólicas exigiendo una respuesta y la réplica de la Universidad ha sido silencio, en un clásico ejercicio de autoritarismo que indicaría que el problema es sólo del estudiante. En otros números de este medio ya hemos comunicado todo lo hecho ante las directivas, quien, en voz de nuestro ex vicerrector, ha manifestado no tener interés por reconocer los hechos tozudos: sólo el 2.3% de los colegios en Colombia ofrecen una óptima formación en el idioma inglés. Otro de los argumentos que muchas veces sustentó la negación de las directivas eran los supuestos altos costos que generaría el ofrecer clases de inglés. Esto es como argumentar mañana que no hay dinero para comprar libros y que los estudiantes debamos aceptarlo en silencio.

Luego de los sucesos del semestre pasado, donde la mayoría de representantes se unieron por buscar una solución (debemos excluir sujetos que no apoyaron al estudiantado como el presidente del Consejo de Economía), y donde los estudiantes apoyaron la protesta organizada por Conciencia Democrática exigiendo una solución para el problema, las directivas indicaron que se buscaría una solución.

…solicitamos se le explique a la comunidad académica cual es la relación que tiene el Wall Street Institute con la Universidad; instituto que obtiene espacios, publicidad y oficinas dentro de la Universidad y quien sería el principal perjudicado si el Rosario ofreciera directamente los cursos de inglés.


Sorpresiva pero dolorosamente, este semestre las directivas, en lo que he denominado como una cachetada a las peticiones de los estudiantes, decidieron ofrecer como electiva inglés medio y avanzado, cuyo principal requisito es haber aprobado el examen de suficiencia idiomática. ¿Acaso esto soluciona el problema de los estudiantes que no recibieron formación de inglés en el Colegio? De forma indignante las directivas muestran su capacidad para ofrecer inglés como electiva (petición principal de los estudiantes desde hace 4 años) pero mantienen la vulneración del principio de igualdad omitiendo ofrecer los niveles básicos que son urgentes para los alumnos que han visto su carrera truncada por la falta del requisito. Además, se ha derrumbado el argumento económico que tanto esgrimían, ya que si pueden ofrecer altos niveles de inglés, con menos inversión pueden ofrecer niveles básicos del mismo. Parece entonces que el problema es de administración.

A lo anterior debemos añadir la respuesta positiva por parte de algunos profesores de la Universidad, quienes en diferentes clases han aceptado que la mejor solución es que la Institución ofrezca niveles de inglés desde el primer semestre y de esta manera se asegure un excelente nivel para todos los estudiantes. Así lo acepta el Dr. Sergio Rodríguez Azuero, reconocido docente y abogado de la Universidad, quien manifiesta haber propuesto esto a las directivas hace ya bastantes años sin recibir respuesta satisfactoria. Como se ha manifestado en otras ocasiones, esta situación ha perjudicado a decenas de estudiantes y aun no tenemos una respuesta definitiva de las directivas. Ya que no aceptaron la invitación hecha hace un semestre, reiteramos nuestra solicitud para que por este mismo medio, las directivas expliquen la razón para no ofrecer niveles básicos de inglés que permitan solucionar esta dificultad. Además reclamamos se busque una solución para quienes ya tienen el semestre aplazado o están cercanos a hacerlo y solicitamos se le explique a la comunidad académica cual es la relación que tiene el Wall Street Institute con la Universidad; instituto que obtiene espacios, publicidad y oficinas dentro de la Universidad y quien sería el principal perjudicado si el Rosario ofreciera directamente los cursos de inglés.

David R. Rodríguez N.

jueves, 16 de abril de 2009

Biblioteca Insoportable

Nuestro inglés, negocio de unos pocos

La implementación del Decreto 869 de 2005 como exigencia de pregrado, ha generado dificultades y consecuencias catastróficas para la comunidad estudiantil. Mediante esta norma, se cambió la exigencia de segundo idioma que ahora deberá ser presentada a mitad de carrera y no como requisito de grado. Esto es un gran avance en las exigencias académicas de la Universidad. Sin embargo, debido a un claro interés económico de la Universidad, esta exigencia no fue acompañada de una política educativa del idioma sino que se constituyó como una carga para el estudiante, aumentando así el mercado para las instituciones que dictan inglés.

La exigencia de un idioma que no es ofrecido en la Universidad, aumentó los niveles de deserción en todas las facultades, llegando a niveles de hasta 60% en ciertos programas. Este inconveniente es aún mayor en la facultad de Rehabilitación donde la mayoría han tenido que retirarse de la Universidad: hay semestres donde sólo aprueban el requisito una o dos personas. El problema principal radica en que la falta de enseñanza de inglés dentro de la Universidad, implica una serie de costos y tiempo adicional para los estudiantes que se ven obligados a acudir a instituciones privadas o cursos externos a la institución. La situación económica de algunos estudiantes no ha permitido acceder a cursos de calidad, por lo que han optado por cursos virtuales como el del SENA u otros ofrecidos en internet. Como resultado de esta opción, de 12 estudiantes que completaron los cursos, sólo 1 aprobó los niveles del PET exigidos. Recordemos que el 23% de los estudiantes que ingresan a la Universidad no tienen conocimiento alguno de inglés y el 33% no está en la capacidad de aprobar los exámenes requeridos.
Los estudiantes hemos presentado numerosas propuestas a la Universidad, entre las cuales se encuentra la posibilidad de ofrecer inglés como materia electiva por medio de un convenio interinstitucional como se hace con el francés, el alemán y tantos otros idiomas que sí son ofertados (y de paso mejorar algunas electivas como Protocolo y Etiqueta que sólo pretenden mantener un pensamiento clasista y excluyente). También se propuso la creación de un Centro de Idiomas, existente en todas las grandes Universidades y que brilla por su ausencia en el Colegio Mayor. Incluso se presentó la posibilidad de dictar inglés por parte de algunos profesores de la Escuela de Ciencias Humanas que tienen altos niveles en esta competencia.

Hago un llamado público para que las directivas, por este mismo medio, expongan ante los estudiantes las verdaderas razones de su negativa a las propuestas y solicitudes de los estudiantes.


La respuesta de la Universidad ha variado entre la indignación y la resignación. En algunas oportunidades se nos indicó que el Centro de Idiomas (principal propuesta, ya que esto garantizaría una educación complementaria y de calidad) estaba sometido a la construcción de la nueva sede, realidad que no parece estar cercana. A los diferentes representantes estudiantiles que han presentado el tema ante la Vicerrectoría, se les manifestó que el inglés era una competencia que debíamos traer desde el Colegio y que la Universidad no debía responder por ello. Olvidan las directivas que para el 2006, sólo el 7% de los colegios en Colombia ofrecían buenos niveles de inglés en su pensum y menos del 4% manejaban inglés en su totalidad. ¿Cómo exigen entonces que el inglés sea una competencia escolar? El argumento de la Universidad pierde sustento cuando vemos que otras competencias que sí debían ser garantizadas por la educación secundaria (lectoescritura, redacción, análisis matemático) son ofrecidas por la Universidad mediante el programa de Estudios Profesionales. ¿Por qué no se tiene la misma actitud frente a los bajos niveles de inglés? Asimismo, debemos añadir la actitud de los representantes estudiantiles (con la excepción de Ciencia Política, Ciencias Humanas y Jurisprudencia) que en diferentes reuniones se han plantado como acérrimos defensores de las directivas y no como representantes del estudiantado. Ha llegado a tal punto el descaro de algunos representantes que, por ejemplo, la presidenta del consejo estudiantil de Rehabilitación afirma ser “representante de los estudiantes y de las directivas”. ¿Será que esta posición responde a una designación que se hizo sin votación popular sino por voluntad de unos pocos?

Resulta curioso del tema expuesto que a pesar de los intentos e insistencias de los estudiantes y representantes, la Universidad ha optado por una actitud desobligada, indiferente y apática. Pero es aún más inquietante cuando se evidencia una estrecha relación entre las directivas y el Wall Street Institute, quien tiene incluso sede dentro de la Universidad (espacio que podríamos usar para ampliar las salas de estudio) y que, por supuesto, vería destrozado su negocio si la Universidad ofertara el inglés. Lo más preocupante es que las directivas se opongan sin argumento a las peticiones y propuestas de los estudiantes, manteniéndose ajenas al problema. Por este motivo, hago un llamado público para que las directivas, por este mismo medio, expongan ante los estudiantes las verdaderas razones de su negativa a las propuestas y solicitudes de los estudiantes y nos indiquen si realmente se desentenderán de esta compleja problemática. Espero que por lo menos esta propuesta sea aceptada por los dirigentes de la Institución.

David R. Rodríguez

El Derecho a expresarnos libremente

El derecho a la libertad de expresión se manifiesta de muchas maneras, todas ellas protegidas por la constitución colombiana. Una expresión evidente, que es ejercida en todas las grandes Universidades del país pero censurada ferozmente en el Rosario, es exponer al público afiches, imágenes o textos que no atenten contra el orden público. En el Colegio Mayor, lamentablemente, hemos visto como se ha restringido nuestro legítimo derecho a exponer nuestros pensamientos y nuestras ideas en afiches, pasquines o documentos de todo tipo.

El proceso para tener algún tipo de comunicación en las carteleras disponibles en la Universidad es largo y poco alentador. Se debe enviar el material una semana antes a cuando se piensa exponerlo al público para que sean sellados y luego expuestos. Su aprobación está sometida al criterio de una persona quien decide que puede y que no puede decirse en la Universidad. Su exposición de somete al libre albedrío del trabajador que los pega en cualquier espacio disponible de la universidad. Finalmente, después de este burocrático proceso, puede que el afiche ni siquiera cumpla con su cometido ya que los lugares más visibles siempre están acaparados por las comunicaciones oficiales y los mensajes, que en palabras de quien aprueba se exposición “tienen una buena actitud”. Luego de todo esto, es posible que termine en el olvidado panel del piso 8 de la torre 2. Estas trabas limitarían la libre expresión del estudiante más paciente y cortés que pueda existir


En este tema, como otros en esta Universidad, el formalismo prima sobre la racionalidad. Aunque existan espacios libres en las carteleras, y los estudiantes peguen sus carteles respetando los demás, únicamente por no tener el sello “oficial” son quitados sin cuartel. De tal manera que ya ni siquiera el espacio dispuesto para ello es apto para pegar carteles. Esto recuerda las épocas de la Alemania Nazi donde cualquier tipo de comunicación debía ser aprobada por el sello S.S. Si algunas veces se reparten volantes o pegan afiches sin autorización, es por la imposibilidad de ser aprobado por un comité de censura existente dentro de la Institución

Demando a través de este artículo, que la Universidad sea mucho más abierta al tema de los carteles y afiches, que se abran más espacios para que el estudiante pueda exponer lo que a bien tenga y que deje de ser tan formal y se de cuenta que el estudiante necesita expresarse para crecer

Julián Jaccard

El Genoma del Rosarista

Justo cuando creí comprender el mapa genético de un Rosarista, desapareció mi principal fuente de estudio (lo cual fue un alivio para mí). Sin embargo, esporádicamente aparece y me permite especular sobre cuál es aquel gen contaminado con un virus mortal que está en el ADN del Rosarista y que lo hace portador de una enfermedad que en algunos casos no se ha desarrollado y, en otros, ha avanzado terriblemente aunque se niegan a aceptarlo.

¿Será que el gen maldito que está en el ADN es checho el desecho? Me resisto a creerlo. Posiblemente el gen esté en la verídica, seria y contundente información que nos brinda (como aquella vez que sostuvieron que el evento de Rock al Parque no se realizaría)…En fin, creo que todos sabemos que el gen maldito está al final de la cadena del ADN.

Es obvio, en horas de la mañana recibimos el ADN y lo llevamos al salón. Cuando menos nos percatamos, el profesor está hablándole al aire mientras que sus estudiantes están sumamente preocupados por lo que pronostica el horóscopo. El estrés que les genera no poder llenar el crucigrama tiene proporciones cada vez menos sanas y la sensación voluptuosa de tener el ego en las nubes cuando se llena el sudoku, hacen que la cátedra pierda su papel fundamental en nuestra formación y pasa a planos secundarios.
Algunos pensarán que el ADN no tiene nada de malo y que, por el contrario, nos da una lección de cómo acabar con la competencia, nos trae información de primerísima mano, que permite un entrenamiento simple y QUE ES GRATIS. Recibir esta fuente de ignorancia nubla nuestros sentidos y nos somete a una información sin beneficio de inventario. Incluso se encuentran constantes errores de ortografía y redacción ¿No se dan cuenta del atentado al periodismo y A LA NATURALEZA que perpetra este diario? No obstante, lo realmente inquietante es el motivo por el cual la Universidad permite la distribución de este diario dentro de las instalaciones mientras que limita considerablemente la circulación de las propuestas estudiantiles. ¿Habrá algún tipo de interés económico detrás de este permiso?

Porque lo he vivido, me opongo totalmente a la distribución de este diario en las inmediaciones del Colegio Mayor. Porque me desespera llegar a un salón de clase y ver unos cuantos ejemplares en los puestos y el suelo con crucigramas a medio terminar. Porque me desespera que me pregunten el símbolo del Estroncio en la mitad de la clase; porque odio irracionalmente a checho el desecho y porque desconfío mucho de la información que en este medio se plasma, invito al respetable lector de esta publicación que no reciba más el ADN.

Ricardo Álvarez

Clínica Administrativo

domingo, 15 de marzo de 2009

La Mediocridad de la Educación por Competencias

El ingreso del sistema neoliberal en Colombia ha tenido catastróficas consecuencias en nuestro país. En la educación, particularmente, ha logrado imponer un sistema denominado formación por competencias, modelo educativo que sustituye la formación en conocimiento por la formación en habilidades o destrezas prácticas acorde a las necesidades del mercado. Este modelo se fundamenta en la falacia según la cual en un mundo globalizado el conocimiento es tan cambiante que se hace obsoleto, innecesario. Por lo tanto, a los estudiantes no se les debe enseñar conocimientos sino que la educación debe reducirse a enseñar simples habilidades prácticas. De ahí la conocida frase de “saber – hacer”. Este sistema que reduce la calidad académica y forma generaciones de estudiantes técnicos y prácticos, pero sin los conocimientos teóricos fundamentales, fue implantado por el gobierno nacional mediante el Plan de “Desarrollo” 2006 en su artículo 6º. Desafortunadamente y en contra del principio de autonomía universitaria y calidad académica, las directivas del Claustro aceptaron los designios del mercado internacional y del gobierno nacional.

Las últimas reformas impulsadas desde la Facultad de Jurisprudencia demuestran esta tendencia a darle primacía al conocimiento y a la educación práctica, en perjuicio de la educación teórica y científica. Desde ahora indico que no estoy en contra de la educación práctica, por el contrario, esta es necesaria para el desarrollo integral del estudiante. En lo que no estoy de acuerdo es que el incentivo por la práctica genere un detrimento en la educación teórica y científica que brinda la institución.

Las últimas reformas impulsadas desde la Facultad de Jurisprudencia demuestran esta tendencia a darle primacía al conocimiento y a la educación práctica, en perjuicio de la educación teórica y científica.


Tales son los casos de la reforma impulsada en el segundo semestre de 2005. En dicha oportunidad se decidió reducir el horario de las materias y la fusión de cátedras fundamentales que antes se dictaban en un horario mucho mayor. Por ejemplo, la enseñanza de la base del derecho civil -me refiero a Personas y Familia. Materias que antes dictaban en un año cada una, que luego se redujeron a un semestre cada una, quedaron reducidas a una materia de 1 semestre denominada “Derecho Civil Personas y Familia”. La segunda gran reforma impulsada el semestre anterior, logró sacar de las cátedras obligatorias una materia científica como teoría del delito y la pena. Además, hicieron otra amputación científica al unir en una sola materia las cátedras de teoría del estado y teoría constitucional.

Reitero que no me opongo a la formación práctica, pero esta debe ser complemento de una educación científica y de calidad. La Universidad y en concreto la Facultad de Jurisprudencia, nos está convirtiendo en técnicos del derecho y no en verdaderos científicos que podamos, eventualmente, generar nuevo conocimiento o avanzar en las posiciones actuales. Existe otra gran dificultad al respecto: la vulneración de la autonomía universitaria, principio constitucional que supone la decisión de la comunidad académica sobre qué y cómo se enseña. Al exponer esta crítica ante las directivas de la facultad, la respuesta ha sido que simplemente siguen las directrices del Ministerio de Educación. Entonces me pregunto, ¿dónde quedó la Autonomía Universitaria?

Otras directivas han respondido, desafortunadamente, que la educación sólo servirá si se fundamenta en la práctica ya que la teoría no sirve para litigar en el mundo jurídico. Se demuestra así, que la intención con este tipo de educación es servir como mano de obra para un mercado laboral que ha sido preestablecido internacionalmente, alejándonos de una educación de calidad que nos permita generar un desarrollo económico y productivo propio. O bien, ¿será que la Universidad adoptó el criterio del ex rector de la Universidad Nacional, Marco Palacio, quien en una entrevista se atrevió a afirmar que la universidad estaba enseñando mucho a los estudiantes?

David R. Rodríguez N.

BENDITAS LAS TIENDAS DE CAFÉ OMA

¡Bendita la hora en que llegaron a nuestra Universidad las tiendas de Café OMA! Bendita la hora porque los módicos precios de sus productos permiten, hoy por hoy, a cientos y cientos de estudiantes disfrutar de tan distintos tentempiés por unos cuantos pesillos. Bonita manera de orquestar el excelente negocio al servicio e interés del estudiantado, cuando los precios de este semestre, por ejemplo, bajaron de $3100 a $4500 pesitos en emparedados de Jamón y Queso… ¿Qué decir del “gangazo” en precios de las galletas de mora? Pasaron de estar de unos dispendiosos $1300 a unos moderados $1500…
Si le parece poquito estimado lector, observe la increíble y generosa disminución en los combos que allí se venden. Algunos pasaron de elevados $4500 a unos asequibles $6800 pesos.
Significativo y admirable servicio entonces, el que viene desarrollando ésta pequeña empresa denominada OMA. Empresa que ha encontrado sendas dificultades para posicionarse en el mercado local y nacional, al tener sólo un puñado de establecimientos en Bogotá y toda Colombia. Seguramente, la nueva estrategia de OMA en este semestre, dentro de la Universidad, de disminuir paulatinamente los precios, es una arriesgada táctica que no procura la ganancia y utilidad del negocio, sino el bienestar y la economía de nosotros los estudiantes.


Me refiero a la temible, monstruosa y monopolística máquina de café del Edificio Nuevo del Claustro, que con sus alarmantes artimañas intenta acabar con las humildes tiendas de Café OMA


De igual modo, da gusto comprar y apoyar a OMA, debido a la tramposa y compleja competencia que se le presenta al interior de la universidad. Me refiero con ello (y acuso públicamente) a la temible, monstruosa y monopolística máquina de café del Edificio Nuevo del claustro, que con alarmantes artimañas y con todo su poderío mercantil y económico, intenta acabar a las humildes tiendas de Café OMA. La amenazada OMA ha respondido a su magnánimo rival con estrategias honestas y serviciales encaminadas al rendimiento del diario presupuesto estudiantil.

Aspiro a que con éste pequeño artículo la Universidad NO tome cartas en el asunto y deje a OMA seguir con la íntegra política de manejar los precios como mejor les parece, pues la experiencia nos ha demostrado que todos nos beneficiamos con la honesta y altruista labor en la cual se empeñan estas progresistas y dóciles tiendas de Café OMA.

Héctor Hurtatis Espinosa

PROMOVER LO QUE SABEMOS Mucho más que un deber.

Nunca será posible poner en práctica los conocimientos adquiridos mientras nuestras principales preocupaciones sigan siendo ajenas al interés general de la comunidad que formamos. Nos hemos dedicado a llenarnos de nombres y adjetivos. Poco a poco olvidamos la necesidad de estudiar a profundidad las problemáticas sociales, incluso las más cercanas y nos limitamos a escalar montañas de información. Y, tristemente, hemos olvidado que gracias a la sensibilización y la movilización, producto de la toma de conciencia, se obtienen los resultados más significativos que nuestro esfuerzo común merece.
No realizo distinciones ni hago señalamientos particulares, porque no me corresponde hacerlos y porque la situación anteriormente descrita, nos involucra a todos los miembros de la comunidad Rosarista. La falta de interés por estar al tanto de lo que sucede al interior de nuestra alma mater, es un común denominador del que no pude huir.
Soy estudiante de V semestre de Artes Liberales en Ciencias Sociales. Me interesa el análisis y el estudio de los caminos que conducen a la organización y puesta en marcha de procesos de investigación que requieren espíritu crítico y poseo un especial interés en el entendimiento pluridisciplinar de los fenómenos sociales propios de las ciencias humanas en el contexto de la propia cultura.
He aprendido que la formación de criterio responde a la capacidad de generar opinión crítica

Debo decir que entregada a la tarea de comprender el funcionamiento de un programa experimental, e inmersa en otros intereses personales, el conocimiento de la universidad quedó reducido a la información recibida en Taller de Cultura Rosarista y en la Cátedra Rosarista. Información que no quiere decir, en muchos casos, formación de conocimiento e interés por los temas relacionados con la vida universitaria, de la cual todos somos protagonistas. Probablemente, otros estudiantes hallen la experiencia de conocimiento y apropiación de la universidad de esta manera.
He aprendido que la formación de criterio responde a la capacidad de generar opinión crítica, que representa la verbalización de una actitud: expresión manifiesta de un vínculo común en el marco del debate público. Considero obligatorio que la universidad sea el escenario donde los estudiantes practiquen el diálogo social y luchen por el ejercicio de una ciudadanía consciente y comprometida.


María Fernanda Núñez S.

domingo, 15 de febrero de 2009

Más Saturación

El Fantasma del Rosario

Por los pasillos de la Universidad del Rosario anda rondando un fantasma que atemoriza a los estudiantes. No es precisamente el espectro de Fray Cristóbal, porque a diferencia de éste, aquél no genera reverencia ni respeto: no es digno de admirar. Aquél ha sido injusto y por su injusticia merece ser llamado verdugo. Este verdugo que asecha, los estudiantes lo conocen como “Estudios Profesionales” últimamente rebautizad, con el fin de ocultar su desfiguración. Pero ¿Cuál es el motivo por el cual Estudios Profesionales es el culpable del insomnio de algunos y la paranoia de otros?

Máximo Pérez, estudiante de décimo semestre de Jurisprudencia y alguna vez de Filosofía, entusiasmado, se dirigía al edificio de la Escuela de Ciencias Humanas, con la intención de reintegrarse al programa de filosofía, sin imaginarse la desagradable sorpresa que se llevaría, al conocer que su reintegro iba a ser imposible porque un artículo del manual estudiantil, y un pie de página, en letra minúscula, lo obligaban a enlistarse en un programa especial llamado estudios profesionales. La exigencia adicional se fundamentaba en que el semestre anterior, no había sido aplazado formalmente. Las últimas palabras que escucharía esa tarde, del decano de la facultad – que más que las palabras de un humanista, parecían las palabras del típico burócrata e indiferente servidor público- fueron: “usted mejor que yo lo sabe: la ley es la ley”.


De igual modo, luego de estar suspendido un semestre, William Manco está convencido de haber cumplido con la sanción impuesta por perder una materia tres veces. Intenta reingresar al programa de Jurisprudencia, del cual le falta un semestre para culminar, cuando escucha: “usted tiene que ingresar a Estudios Profesionales, porque el manual así lo establece”. Palabras increíbles y cacofónicas en medio de ilusiones desvanecidas.

… esta figura dejó de ser una herramienta para los nuevos estudiantes para convertirse en una amenaza que produce interesantes ganancias económicas para la Institución


Podría continuar narrando casos similares, pero el punto que me gustaría reflexionar es el siguiente. ¿Cuál es la justificación o la finalidad de dicha figura académica en los casos citados y en otros similares? ¿Orientar a estudiantes de noveno semestre? ¿Enseñar a leer y escribir a estudiantes que faltan a clase? Según lo establecido por la Universidad, los “Estudios Profesionales” es un programa especial diseñado para estudiantes que han aprobado los programas de Educación Básica y Media; pero que no han ingresado a una carrera específica, ya sea porque no han definido su perfil vocacional o porque aún no cuentan con el nivel académico exigido por la universidad. Se concluye que este espacio funciona para estudiantes que demuestran tener deficiencias en lectoescritura, en análisis o en la orientación profesional. Sin embargo, esta figura ha transformado su razón de ser para convertirse en una amenaza constante para los estudiantes, y peor aun, en una herramienta de ingresos económicos para la Universidad y sus directivas.
Los casos narrados anteriormente muestran que la Universidad, por medio del reglamento académico, ha establecido una serie de situaciones ilógicas en las cuales se exige el ingreso a este programa. Casos como la falta de formalidad en el aplazamiento de un semestre, o la pérdida de una materia en el caso de estudiantes cerca de graduarse, demuestran que esta figura dejó de ser una herramienta para los nuevos estudiantes para convertirse en una amenaza estudiantil que produce interesantes ganancias económicas para la Institución. ¿Acaso consideran las directivas que un estudiante el cual olvida suspender formalmente su semestre, necesita apoyo educativo y orientación vocacional?

Para finalizar, debo decir que no se trata de un enfrentamiento del resentimiento contra la ley o de la envidia contra el éxito, mucho menos una apología a la vagancia. Por el contrario, los invito a la humanización, al exorcismo de aquel fantasma. Recuerden, en lo general y abstracto se encuentra el Universo, pero en los pequeños detalles se encuentra la perfección.

Máximo Pérez

Ideario Del Grupo Estudiantil CONCIENCIA DEMOCRÁTICA

Nosotros, jóvenes, nos reunimos con el firme propósito de consolidar un grupo que promueva la concienciación de la juventud frente a los fenómenos políticos, económicos, sociales y académicos que la envuelven. La apatía reinante de la misma frente a la situación que la circunda hace que este sea un momento crucial para despertar.

Las consignas principales del grupo son el respeto al libre discernimiento, la libertad de conciencia y la promoción de espacios para generar debates sobre problemáticas que nos afectan como estudiantes y colombianos.

Queremos que los jóvenes sean ciudadanos partícipes y conocedores del contexto político, económico y social mundial y nacional. Críticos de su realidad y capaces de sustentar su posición, con argumentos producto del estudio y del discernimiento dentro del grupo.

Este grupo es independiente, no tiene filiación política. Somos tolerantes a todas las ideologías siempre respetando los principios aquí expuestos.

Queremos crear conciencia dentro de la juventud y revelarle el papel dinámico y participativo que esta siempre ha tenido a lo largo de la historia mundial. Hacer que todos nosotros seamos constructores de una sociedad pluralista, incluyente e igualitaria.

Conciencia Democrática conjuga el activismo con el estudio de las problemáticas actuales que atraviesa el país. Nuestra manera de actuar se fundamenta en el consenso y siempre dentro de una lógica inclusiva.

DEMOCRACIA ROSARISTA: DE LA INTOLERANCIA AL EXTERMINIO

Antes de haber pisado nuestro Claustro, tenía una clara concepción de la Universidad del Rosario como la tierra más fértil para la democracia entre las instituciones de educación superior. Una estación que hacía con los jóvenes líderes lo que hace -copiando a Neruda- la primavera con los cerezos. Sin embargo, la Universidad se ha reducido ante nuestros ojos a un patético simulacro de la praxis política nacional. La indiferencia, la politiquería barata de las elecciones al CEJ, así como las despreciables muestras de sectarismo frente al desacuerdo ideológico, demuestra que los estudiantes no hacemos otra cosa que calcar las más vergonzosas páginas de nuestra historia.

La satanización de la izquierda por parte de un sector del estudiantado es otro ejemplo de lo poco que conocemos nuestra historia reciente y cómo esta, en un eterno retorno, nos envuelve. La estigmatización, presente en la Universidad, despierta una remembranza de las más escalofriantes muestras de intolerancia que hayamos presenciado. Como en los tristemente repetidos magnicidios políticos que ocurridos en nuestro suelo, se recurre a la lógica macabra según la cual los ideales se acaban cuando sus interlocutores se silencian. Y es que no sólo se silencia con violencia, pues la opresión, como diría Iris Marion Young, tiene muchas caras. Nada reprochable habría en que se presentara una respetuosa discordancia ideológica, pero el repudio in-argumentado no de ideas sino de personas, es una práctica tan recurrente que se ha convertido en una repulsiva costumbre en nuestras aulas y pasillos. Lo que hoy presenciamos no es un desacuerdo con una ideología sino un desprecio in limine por aquellos que la profesan.

Los más intransigentes nos señalan continuamente, y nos pretenden marcar, como a los judíos en la segunda guerra mundial, al llamarnos despectivamente izquierdistas, incluso guerrilleros; como si organizar foros y proyectar películas fuera lo mismo que tirar piedras, como si marchar pacíficamente contra los crímenes de Estado fuera un acto vandálico, como si la inquietud intelectual y crítica fueran sinónimo de terrorismo.


Lo que hoy presenciamos no es un desacuerdo con una ideología sino un desprecio in limine por aquellos que la profesan.



Si bien hemos presenciado con dolor el terror causado por las guerrillas radicales que, como señalo Steven Dudley, han fracturado la psiquis de nuestra generación, también hemos sido testigos de los extremos de irracionalidad e intolerancia que han generado un ciclo vicioso de violencia: Asesinatos a líderes estudiantiles, sindicales y políticos, siniestras masacres paramilitares y la casi olvidada tragedia del exterminio de la Unión Patriótica, más que simples testimonios de las desventajas de la estigmatización, son las cicatrices que deben desviarnos del exterminio ideológico al que ahora nos dirigimos.

No podemos olvidar que en nuestras aulas se gesto el movimiento estudiantil que promulgó la constitución más progresista que haya tenido esta tierra en su historia. Los actuales estudiantes de la Universidad, ultrajando este honroso precedente, nos alejamos con posturas retardatarias y discriminatorias, cuando no indiferentes, que inexorablemente conducirán a la Universidad a un destino cada vez más distante de la que alguna vez fuera la cuna de nuestra democracia.

Mauricio Ortiz C.